Recurso: descripcion y dialogo

Las partes más importantes de la narración las constituyen la descripción y el diálogo. Cuando escribimos siempre hacemos descripciones de los personajes, del paisaje, de la habitación, de las acciones, de los sentimientos, etc. Y por otra parte, también introducimos diálogos entre los personajes de nuestra historia, o incluso podemos escribir solo diálogos, como en el caso de las obras de teatro, que por supuesto también tienen descripciones. Es por ello que debíamos escribir un artículo para la explicación detallada de lo que ellos significan.



La descripción

La descripción puede considerarse como un cuadro realizado mediante el uso del lenguaje, es decir, como si cambiásemos los colores de la pintura por las palabras.

Del mismo modo que en la narración debemos distinguir entre narrar los hechos de un modo científico y total (historia), y el hacerlo de una forma incompleta, añadiendo partes irreales, pero verosímiles (literatura); así también en la descripción destacaremos dos tipos: la científica y la literaria.

La descripción científica pretende dar a conocer el objeto en todos sus detalles (tanto en su conjunto como en sus partes), pero siempre desde un punto de vista determinado. Así, por ejemplo, será distinta la descripción de un criminal que haga un abogado, una criminalista, una antropóloga, un psicólogo…

La descripción literaria tiene como finalidad suscitar en el lector un sentimiento estético. Para esto el autor elegirá entre aquellos puntos que mejor puedan producir dichos sentimientos, es decir, si lo que queremos es que el personaje dé pena, le crearemos una vida difícil y triste. La elección se basará principalmente en los detalles que más impresionen al escritor, abandonando o no aquellos que no le digan nada, detalles que no transmiten sentimientos pero le dan realismo al personaje.

Con todo esto, cobra especial importancia el punto de vista del autor, no sólo al seleccionar los detalles, sino al hacer intervenir otros sentidos: oído, olfato, etc. Y, sobre todo, al interpretar subjetivamente todo lo observado.

Y para entender de forma más clara la descripción, introducimos un ejemplo de qué sería una descripción literaria, con detalles que transmiten sentimientos y detalles que no.


“María era una joven de 23 años. La vida nunca le había sonreído demasiado, pero ella se levantaba cada día feliz por las pequeñas cosas que tenía. Su cabello era largo y de un negro muy oscuro, casi como el carbón. Trabajaba en un pequeño bar como camarera, y aunque hacía muchas horas y mal pagadas, ella se alegraba por estar allí. Tenía un perro grande, casi más grande que ella, y aquella era la única compañía que tenía. Aunque parezca que a María nada le supera, no es cierto. A veces, en la soledad de la noche lloraba. Lloraba por todo lo que había tenido, y todo lo que se le había escapado en tan solo un segundo. Un accidente de los miles que hay cada día, se lo robó todo.  Pero allí estaba María, día tras día, sobreviviendo como podía, feliz por ser feliz.”

En esta breve descripción, creada por nosotras, podemos ver: detalles simples sobre el personaje como la edad, cómo es su cabello, dónde trabaja; detalles insignificantes como que tiene un perro grande, que se convierte en un detalle importante porque se dice que es su única compañía; y detalles que transmiten sentimientos de tristeza como el hecho de que llora en la soledad,  y el accidente que se lo robó todo, pero también sentimientos de alegría al ver que el personaje es positivo y quiere ser feliz.




El diálogo

El diálogo consiste en la ficción de una conversación entre dos o más personajes. Aunque también podemos encontrar diálogos donde los personajes se reducen a uno solo hablando consigo mismo.
Al hablar de la narración dijimos que una de sus cualidades debía ser el “decoro” de los personajes. Es en el diálogo donde más debemos tener presente la observación de esta norma. Los personajes han de expresarse como lo que son, como hablarían diariamente en su vida. La primera cualidad del diálogo es, por tanto, la naturalidad.

Como sucede en las obras teatrales, el diálogo servirá para conocer perfectamente a los interlocutores. El escritor debe cuidar de tal modo las intervenciones del personaje, que el lector pueda llegar a conocer a este personaje a través de los diálogos.


“- María, puedes tomarte el día libre.
- Pero señora, puedo trabajar. Que esté triste no quiere decir que no pueda servir mesas.
- Llevas muchos días así, necesitas descansar.
- Pero, ¿por qué? ¿Acaso quiere echarme?
- Oh, no cielo, claro que no. Pero quiero que descanses, y que mañana vengas con una sonrisa en los labios.
- Bueno, si usted quiere, haré lo que me pide.
- Que así sea.
- Mañana vendré feliz, se lo prometo.
- Eso espero María. Eso espero.”


Siguiendo con el ejemplo de la antes descrita María, hemos escrito un breve diálogo de lo que sería una conversación entre nuestra personaje y su jefa, la dueña del bar.Este diálogo es simple, y no tiene mucho contenido, puesto que seguidamente vamos a explicar los errores más cometidos en el diálogo y como debería escribirse.

Cuando se incluye el diálogo en una narración, se debe procurar no prodigar los llamados “verba dicendi”, es decir, aquellos verbos que con significados de “hablar” o “decir” sirven para introducir los distintos personajes. Como seguramente no se entiende demasiado bien que significa esto, pondremos un ejemplo muy simple:

“- Puedes tomarte el día libre – dijo la jefa de María
-  Pero señora, puedo trabajar – le contestó la joven - Que esté triste no quiere decir que no pueda servir mesas. – comentó.
- Llevas muchos días así, necesitas descansar. – protestó la dueña del bar.
- Pero, ¿por qué? ¿Acaso quiere echarme? - preguntó."


Es decir, los llamados “verba dicendi” son los verbos: dijo, comentó, indicó, contestó, respondió, expresó, protestó, etc. Así, que tenemos que ir con cuidado a la hora de hacer un dialogo, y no cometer dicho error. Pero, eso no significa que no tengamos que utilizar este recurso, solo que debemos utilizarlo con cuidado.

El inicio del diálogo se puede hacer de dos formas. Haciendo una pequeña introducción al diálogo en la cual sitúan y ambientan a los personajes,  (en el caso del teatro esta función la tienen los decorados y la acción). Y otra forma de hacerlo, es empezar directamente por la conversación y después interrumpir el diálogo para informar sobre las circunstancias. Así, el ejemplo de diálogo que hemos estado utilizando, escrito de forma correcta utilizando la segunda de estas formas, sería:

“- María, puedes tomarte el día libre. –dijo la dueña del bar.
- Pero señora, puedo trabajar. Que esté triste no quiere decir que no pueda servir mesas.
- Llevas muchos días así, necesitas descansar.
- Pero, ¿por qué? ¿Acaso quiere echarme? -  preguntó la joven con preocupación.
- Oh, no cielo, claro que no. Pero quiero que descanses, y que mañana vengas con una sonrisa en los labios.
- Bueno, si usted quiere, haré lo que me pide.
- Que así sea.
- Mañana vendré feliz, se lo prometo. – gritó María mientras abría la puerta y marchaba hacia su casa.
- Eso espero María. Eso espero.”


Este es tan solo un ejemplo, de las muchas opciones que podríamos mostrar de este mismo diálogo. Esperamos que gracias a él entendáis como se debería hacer, utilizando los verbos y descripciones de los sentimientos de los personajes, sin excederse en el uso de este recurso.